Hijo de sindicalista nación en Gijón en enero de 1915 siendo una figura preponderante en la matanza de Paracuellos donde se asesinaron a un grupo de militares sublevados y presos que eran trasladados a Valencia.
Sin embargo Carrillo siempre defendió su inocencia; "Hubo una guerra, me tocó quedarme en Madrid cuando todos se marchaban. Se fue el Gobierno, pero dejaba en la cárcel a dos mil y pico militares sublevados (...) Hubo que trasladarlos sin que tuviéramos fuerzas de seguridad para protegerlos de las iras de la gente. Y en el camino, alguien atacó al convoy. Mi única responsabilidad fue no ser capaz de controlar las iras de personas que estaban viendo morir a sus hijos y sus esposas en una guerra".
Sus restos serán expuestos esta tarde-noche y sepultados mañana.